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El Trébol
martes | 4/11/2025

El cumpleaños de Daniel Toro: una efeméride para recordar

martes 4 noviembre 2025

Daniel Toro, nació en Salta en enero del año 1941, hijo de Sixta Rosa Velázquez y Daniel Toro, el mayor de 8 hermanos quien sobrevivió a su mellizo a pesar de ser más pequeño.

Nos contó que su infancia la vivió en el campo, donde se  familiarizó con la naturaleza agreste que lo rodeaba, las leyendas del lugar y la imaginación que su padre alentaba.

El talento natural y la creatividad lo llevaron a crecer musical y humanamente, siendo adolescente se va a vivir a la capital salteña y allí descubre el amor por la radio.

Comenzó cantando tango, pero al descubrir los versos de una canción de Los Chalchaleros se enamora del folklore.  Alos 17 años, ya estaba totalmente involucrado con este género musical y  compuso su primera canción: «Para ir a buscarte» grabada por los folcloristas de todos los tiempos.

A partir de allí todo fue éxito. Integró varios grupos: Los Tabacaleros, Los Forasteros, Los Viñateros, Los Nombradores.

En 1967, como solista, fue Consagración Cosquín, aunque este escenario ya le había hecho conocer la ovación del gran público que había sacado en andas a Los Nombradores cuando con este grupo interpretó La Misa Criolla.

Lo que vino después fue glorioso, tanto que las grabadoras se lo disputaban.

Se mezcló con los baladistas de la época con lo cual no tenía posibilidad de mostrar su brillo propio, aunque en el montón siempre se destacó. El público lo hizo regresar al folclore.

Cuando estaba en la cúspide de su carrera llegaron a su vida dos circunstancias que le dieron un giro de 180 grados: Por su «Cuando tenga la tierra» fue proscripto en tiempos del Proceso Militar. No huyó del país, como otros, no lo mataron pero hicieron desaparecer las matrices de sus discos.

Cuando comenzó a regrabar toda su obra se le manifestó con todo un cáncer de garganta por el que luego se le debió extirpar las cuerdas vocales. Alcanzó a grabarlas con admirable calidad musical pero sin el brillo original. Probablemente por eso las últimas generaciones no reconocen en él el mérito que otros admiran y valoran.

Escribió un libro tan simple como profundo donde plasmó, sin decirlo, toda su tierna fantasía de niño y todo el dolor asumido con adulta serenidad: «Pompo Limón y el niño», que se teatralizó.

Comenzó a hablar y a cantar con una voz «soplada» que parecía envejecida con la que mantenía viva la personalidad y el estilo que todos conocían y sin desentonar, en ningún momento.

Esta nota fue realizada en la ciudad de San Jorge, en el año 1996 por Jorge Meynet y en un día tan especial queremos compartirla con todos ustedes.